Siempre había querido una Ibanez al estilo Steve Vai: con un mástil para probar los límites de tu rapidez, pastillas variadas para cualquier tono que quieras imprimirle, menos peso que un chihuaha y que no se desafine ni a martillazos... pero que no tenga un asa y florecillas, como la signature de Steve Vai.
Cierto es que hay otras guitarras dentro de la gama de Ibanez con esas características, pero es el acabado lo que marca la diferencia. Nada más verla y cogerla, sabes que estás ante algo especial. El tacto, los colores, lo que respira es totalmente inspirador, sabes que no estás ante un modelo normal y este instrumento requiere tu mejor saber hacer y sólo en momentos especiales... eso no te lo da una RG de serie.
Tiene que ser un modelo Signature, porque, sí, son distintos. En los pequeños detalles, pero lo son. Y Nita Strauss ha tenido un gusto exquisito a la hora de diseñar desde los inlays, elegir la pastilla media (Di Marzio Velvet Single) y combinar los colores en una infalible combinación clásica.
Todo es bueno salvo el precio. Estamos en un rango de Les Paul Supreme o Strat ultra Lux, y aunque tienen enfoques musicales distintos, éstas sabemos que no pierden apenas valor.
No obstante, la encontré nueva a un precio muy rebajado (gracias Thomman) y, después del tiempo, sólo ha subido de precio y ha bajado su disponibilidad.
Pues quizá ésta Ibanez sea tan buena inversión como esos nombres legendarios, y desde luego que para conseguir un sonido Metal con estilo y limpieza no hay 6 cuerdas mejor.